4 jun 2014

Inteligencia colectiva en los huertos urbanos.

Inteligencia colectiva en los huertos urbanos.
Hablar de alternativas a las múltiples crisis que vivimos hoy en día, es un tema caótico como muchos en la posmodernidad, pues como muchos el debate teórico es muy extenso y frustrante, pues las soluciones resultan afectando o la sociedad o la naturaleza. Pues aunque resulte un poco ambiguo el debate entre ecologistas, biólogos y economistas los problemas de cambio climático, contaminación del agua aire y tierra, así como devastación de la biodiversidad, es un tema que compete a todos y no a unos cuantos teóricos, que pretenden una solución a nivel macro. La cereza del pastel está desde múltiples dimensiones, en la forma de vida del humano, le guste o no a los atropocentristas modernos, pues tangente social irrumpe el círculo vital natural, ya está dominada por un sistema, el capitalismo.
Este sistema da origen una sociedad de consumismo o consumo a gran escala que compromete seriamente los recursos naturales, pues capitalismo desde un inicio adopto el dominio de la naturaleza, forjado en las ideas provenientes de occidente, de las formas de vida, del antropocentrismo Europeo que fue heredado a diversas Economías-Mundo durante el proceso de expansión del capitalismo. Este dominio de la naturaleza está arraigado en el homo sapiens, el homo civilizado separado de la relación con un ecosistema, con un lugar verde, con un sistema vivo. Esta separación ha perdurado a lo largo de los siglos hasta nuestros días. Ese dominio implantado nos hace ajenos a lo natural, a lo vivo a lo verde.
Para este siglo las dinámicas sociales cambiaron, un siglo que sorprende a académicos de todas las ciencias, un siglo caótico y sin una línea, un siglo que pretende ser moderno pero los pilares de la modernidad han decaído. Un siglo que olvido lo aprendido en lo pasado sobre crisis ecológica. Al hablar de este siglo, es hablar de lo que somos hoy, de lo que vivimos hoy, de lo que enfrentamos hoy, pensando en la crisis ecológica que se viene suscitando desde una estructura de pensamiento, ya viene implantado en cada uno de nosotros el dominio de la naturaleza.
La experiencia, en lo académico y en este siglo ha enseñado a muchos que la solución a muchos problemas ecológicos, no está desde los intelectuales orgánicos formulando nuevas teorías y tratando de resolver agendas de políticos corruptos. Esta en la mirada de nuevos grupos sociales que se forman desde la sociedad civil, que desde mi punto de vista emerge como un titán usando de herramienta al hades llamado internet. La construcción colectiva o inteligencia colectiva término que lo maneja Pierre Lévy para la construcción de conocimiento en común, es un término que se adecua a las nuevas formas de sobrevivir a este mundo caótico, desde foros hasta redes sociales, desde tiempos de crisis y tiempos de auge, es algo que es inherente al capitalismo, existan diferencias o no, aquí lo interesante es que internet le da fuerza.
Estas formas de conocimiento, aparecen ocultas en los espacios tangibles de la ciudad, lugares que parecen mágicos a la mirada del transeúnte ordinario. En la ciudad de México existen lugares en la roma, en la condesa, en Iztapalapa, milpa alta o Xochimilco, lugares o espacios que comparten una cosa, son espacios llenos de verde en una ciudad gris, espacios de comunidad y de autonomía, espacios de armonía con lo natural con lo verde.
Los huertos urbanos se han concebido como espacios que permiten cultivar alimentos propios, además de formar espacios verdes y de recreación colectiva, desde la convivencia con la familia nuclear hasta con los vecinos. En ese mundo globalizado, el huerto urbano es una alternativa de vida y de espacio a las ya grandes ciudades del mundo y un complemento con la vida ecológica.
He aquí una pequeña muestra, que comparto desde mi jardín, pues lo teórico ya citado, me remite a un circulo vicioso del cual quiero ya salir. Un pequeño huerto urbano, que sin más e decidido formar con los recursos que tengo, mi herramienta principal, internet e imaginación. Junto a ellas un conjunto de pensamientos que permitan mejorar mi nivel de vida y el de las personas que me rodean. Hay tantas ideas en internet y redes sociales de cómo empezar uno, desde el lugar y materiales, hasta el tipo de plantas, que se va a consumir.

Aunque sé que me meto en campos desconocidos de algunos biólogos, Economistas Ecológicos, decretistas y otros Marxistas ortodoxos, creo que el huerto urbano junto a otro tipo de prácticas no académicas y más enfocadas a lo social, puede ser una verdadera alternativa a un cambio pequeño y si se fomenta a partir de una institución o una ONG, podría darle soluciones a uno de los grandes problemas en esta ciudad y en otras, la contaminación del aire, agua y suelo, además de proveer biodiversidad en un espacio pequeño. La construcción de alternativas no niega lo establecido, lo estudia, lo analiza y lo transforma.







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